LÓGICA, TÓPICA Y RETÓRICA AL SERVICIO DEL DERECHO
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Resumen
Los pensadores griegos distinguieron entre conocimiento teorético –filosófico y científico propiamente tal– y conocimiento práctico. Este último está referido a las acciones, especialmente a las morales, jurídicas y políticas. Aristóteles percibió perfectamente bien que la naturaleza del raciocinio teorético era muy diferente a la esencia del raciocinio práctico. Las ciencias teoréticas trabajan con el método lógico y, especialmente, con el silogismo que es la figura más perfecta y precisa del pensamiento racional. Pero, en cambio, Aristóteles propuso que en el terreno de las ciencias prácticas hay que operar con el argumento y no con el silogismo. El argumento no establece de manera categórica e inapelable la verdad o la falsedad de una conclusión, como ocurre con el silogismo, sino, más bien, de una manera aproximada, probable y razonable. A mediados del siglo XX resurge la polémica sobre la posibilidad de una fundamentación y demostración rigurosa del conocimiento jurídico y moral. En nuestra opinión, esta polémica reedita la distinción aristotélica y discurre por los mismos cauces que ya en su tiempo diseñó el gran pensador griego. De ahí que en el siglo XX se haya intentado, por una parte, tratar de someter el discurso jurídico y moral a una lógica rigurosa y, por otra, otros pensadores hayan preferido revivir la tópica y la retórica aristotélica, para enfrentar este problema, técnicas argumentativas que el Estagirita diseñó para razonar en estos campos del saber.